Grupo Folclórico Paiba

Amor, tradición y coraje. Descargar

Sólo así es posible entender el papel, no siempre valorado en su justa medida, de las mujeres de Anaga a lo largo de la historia.

La especial fisonomía de esta parte de Tenerife, de escarpadas montañas y abierta al batiente mar, arrugada por profundos barrancos en los que los alisios mecen la tabaiba y la laurisilva, han configurado un pueblo con rasgos propios. La tierra ha hecho a la gente de Anaga y la gente de Anaga sabe respetas la tierra. Y así a lo largo de los siglos, de forma constante aunque los tiempos vayan cambiando con los años.

La mujer ha sido testigo y protagonista activo de este acontecer. Con amor ha sabido defender la esencia de la vida, buscando encontrar el sustento para la familia, sufriendo la amenaza de las enfermedades y, siempre, compartiendo los desvelos y ansiedades de la gente a su alrededor: familia, vecinos, amigos,... Con amor defiende la tradición. Una tradición recogida en la herencia de los mayores y trasmitida a los descendientes. Una forma de entender la vida: esfuerzo para ganar el sustento, saber mimar las buenas costumbres, valorar y entender la belleza en el arte y respeto por la naturaleza que nos rodea. En muchos casos demostrando un coraje admirable cuando las cosas no son fáciles, lo que ha sido muy común a lo largo de la historia. Sin ese coraje no se entienden las enormes dificultades que se han tenido que superar para llegar hasta hoy: falta de comunicación, trabajos fatigosos para ganar el pan, falta de recursos para combatir la enfermedad y tantas otras. Superar, también, la incomprensión y la falta de respeto y consideración.

Desde Taganana hasta Afur, desde Igueste hasta Tahodio, desde San Andrés por la Cumbre hasta Taborno. Por montes, barrancos, riscos y playas. Pescadoras, santiguadoras, alfareras, cocineras, cantadoras, madres y tantas otras facetas en las que hemos visto brillar a la mujer de Anaga a lo largo de la historia, desde siempre. La legendaria Guacimara, hija de Beneharo, representa el inicio de una raza de mujer, que hunde sus raíces en lo más profundo de Anaga. Ella es el ideal de amor, tradición y coraje.

Los tiempos cambian y lejos de ver que este espíritu se apaga comprobamos que sigue vivo, porque Anaga está viva. Hombres y mujeres, mujeres y hombres, que, sin solución de continuidad a través de las generaciones, defienden y defenderán su tierra y su tradición.